Miro, observo, veo el mundo a mi alrededor y me asusta. Hay personas que olvidan y matan al niño que fueron. Están enfadadas y no se dan cuenta de que la felicidad está dentro de ellos mismos. Padres que no encuentran tiempo para sus hijos y los colocan durante horas delante de un televisor, de una video consola o de un ordenador, perdiendo la oportunidad magnífica de pasar un rato divertido, de hacerle cosquillas, guerra de almohadas, de jugar. Hay adultos muy metidos en su papel, que ahogan al niño que tienen dentro, olvidan sonreir, olvidan disfrutar. Yo creo que hay tiempo para todo, que un padre es un padre y una madre es una madre, y no cabe otro papel. Los padres que se definen amigos de sus hijos quizás les estén dejando huérfanos. Pienso que hay que ser padres pero en esa figura entra la complicidad, el juego, las risas junto con la disciplina y las normas. En fin, que todo el tiempo que dediquemos a los niños de hoy servirá para que los hombres y mujeres del mañana hagan de este mundo algo mejor. Mis sobrinos son los que me hacen despertar la imaginación aletargada. Me rio muchísimo con sus historias, con su manera de expresarse, con su forma de ver el mundo, como yo también lo veia de niña. Un mundo que no es tan gris, que se puede transformar en lo que uno quiera. Y ahí me teneis, de payasa, de pirata, de princesa, de bruja malvada, pintando el mundo a mi alrededor, usando la imaginación...como alguien dijo "Un niño es una fiesta que nunca acaba, te acuestas, te levantas y la fiesta continua"¿seguro que no hay un huequito para apuntarse a esta fiesta sin fin?. 
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